Te conocí en una época buena…
cuando los valores humanos
aún estaban calientes;
cuando la felicidad era un regalo
y el amor, el mejor presente.
Cuando el sol bañaba los campos
y los corazones de la gente.
Te conocí en una tarde tranquila,
una música sonaba
y a nuestro alrededor tus amigos,
bailaban ausentes,
ausentes de nuestra mirada,
tan aguda y persistente.
Por fin, te acercaste a mi lado,
tan inquieto como impaciente,
mientras mi corazón latía
al ritmo de aquella melodía,
yo sentía que una extraña fuerza
hacia tu cuerpo me atraía.
En aquel instante, no podía imaginar,
cuantas cosas hermosas, a tu lado iba a encontrar,
ya no mimos, ni caricias,
si no conexión estrecha con el mas allá,
con el cosmos y el universo,
con una energía especial.
Pues eres metal precioso,
que se puede moldear,
adaptándote a mi dedo,
y a mis manos sin temblar,
a mi cuello cual bufanda,
y a mi cama sin dudar,
a mi cuerpo como espuma,
cuando me voy a bañar.
Por que eres beso caliente
antes de ir a trabajar,
mano fina que agasaja
y regala dignidad,
susurro de madrugada,
que intenta no despertar.
¿Que por que te quiero,
me preguntabas entonces?
Y hoy, te puedo contestar…
Por que me has dado
el sabor de tus labios
y sin ellos ya no se besar,
por que encontraste en mi
una belleza eterna
que no se marchitara,
pues me diste el espejo perfecto
donde poderme mirar,
esos tus ojos tan nobles
que no saben engañar.
Por que aprendí de tu mano,
cuan hermosa es la verdad,
y encontré en mi camino
a mi bello ángel guardián,
que me cuida y me protege
y nunca me fallará.
Por eso, sigo a tu lado,
cada día, sin dudar,
y sigo muriendo un poquito
cada vez que tu te vas.
Tal vez (decir que te quiero)
no seria necesario ya,
pero a pesar de los años,
quiero gritar y gritar,
pues mi costilla te busca
otra vez mi bello Adán.
Marisa del Olmo
25/11/11
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María José (domingo, 04 diciembre 2011 22:12)
Como siempre muy enternecedora y que te toca la fibra sensible...sigue así Marisa¡¡¡¡¡¡